Internet de las Cosas
El Internet de las cosas potencia objetos que antiguamente se conectaban mediante circuito cerrado, como comunicadores, cámaras, sensores, y demás, y les permite comunicarse globalmente mediante el uso de la red de redes.
Se trata de una red que interconecta objetos físicos valiéndose del Internet. Los mentados objetos se valen de sistemas embebidos, o lo que es lo mismo, hardware especializado que le permite no solo la conectividad al Internet, sino que además programa eventos específicos en función de las tareas que le sean dictadas remotamente.
A medida que aumenta la conectividad en todos los ámbitos, desde coches hasta campos de cultivo o cintas transportadoras, IoT está cambiando las operaciones de negocio. La combinación de los datos de IoT con la computación cognitiva permite a las empresas extraer información de gran valor para mejorar prácticamente todos los aspectos de sus operaciones, además de habilitar innovadores modelos de negocio.
Por ejemplo, en un edificio conectado, los datos se pueden utilizar para ahorrar energía y hacer mantenimiento predictivo. Los sensores en la línea de producción incrementan la eficiencia. Los dispositivos en tienda ayudan a los comercios a mejorar la experiencia del cliente en tienda. Los datos médicos procedentes de los dispositivos wearable se pueden utilizar para salvar vidas.
El Internet de las Cosas ya es una realidad gracias a la convergencia de varias tecnologías, incluyendo las comunicaciones inalámbricas, los sistemas microelectrónicos y, por supuesto, Internet. Una “cosa” es cualquier objeto con electrónica integrada capaz de transferir datos sobre una red, sin ninguna interacción humana.
Las zonas IoT son aquellos lugares o configuraciones donde los datos de IoT procedentes de dispositivos conectados, combinados con sistemas de computación cognitiva, facilitarán la transformación disruptiva de las industrias.
